viernes, 12 de junio de 2009

MOTIN en Caramelo.


La tensión contenida en la fábrica de Caramelo durante el último mes desbordó ayer a la plantilla, a la dirección y al comité de empresa, que en cuanto anunció que el grupo textil no estaba dispuesto a ceder más en las negociaciones sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que amenaza 237 empleos vio cómo la plantilla estallaba en un ataque de ira colectivo que paralizó la producción de forma inmediata y causó cuantiosos destrozos.
La corporación Inveravante anunció que denunciará a los trabajadores por los daños causados,

Lo vivido ayer por la mañana en la fábrica algo parecido a un motín. "La gente estaba esperando una respuesta después de la reunión y confiaban en que la empresa mostrase la disposición al diálogo. La dirección de Caramelo advirtió de que no estaba dispuesta a mejorar su oferta: 31 días por año trabajado de indemnización hasta un máximo de 18 mensualidades y prejubilaciones con un 80% del salario para los trabajadores comprendidos entre los 55 y los 62 años. El comité recordó que ya habían rechazado estas condiciones Y la empresa dio por cerrada la reunión.
El comité de empresa salió a dar explicaciones a la cadena de producción y en cuanto revelaron la intención de la empresa, las empleadas de confección comenzaron a dar golpes en sus mesas al grito de "Este ERE es un fraude".
Así se formó una comitiva de trabajadores que inició un recorrido por los distintos departamentos hasta que llegaron a logística y comenzaron a caer prendas al suelo.

La indignación prendió entre la plantilla de los talleres de confección y logística, que accedió a las plantas superiores —donde se encuentran los departamentos de diseño y las oficinas de la empresa— en busca del adjunto a la dirección, José Ángel Martín-Borregón, y de la directora de Recursos Humanos, María Piñeiro, para exigir una explicación. "La gente lloraba a voz en grito, fue tremendo".A su paso, los trabajadores causaron más destrozos en todos los departamentos, mientras los altos cargos y los intermedios optaron por encerrarse en los despachos, al temer que se produjesen ataques. Tras más de veinte minutos de insultos y protestas en el interior de la factoría, se concentraron en el exterior de la fábrica, mientras una mujer embarazada era desalojada tras sufrir una crisis nerviosa.
La plantilla abandonó el edificio a las doce del mediodía, mientras grupos de trabajadores todavía arrojaban prendas desde los muelles de carga. Las trabajadoras, muchas de las cuales rompieron a llorar en cuanto les notificaron lo que parecía ser el fin de los contactos con la empresa, se consolaban unas a otras y una ambulancia tuvo que asistir a dos de ellas, aquejadas de ataques de ansiedad por la tensión contenida en los últimos días.

Posteriormente durante algún tiempo no se permitió que el personal administrativo abandonase la empresa, lo que provocó situaciones de tensión y enfrentamientos verbales que no fueron más allá. Nerviosos se mostraron también los directivos, como el adjunto a la dirección de Caramelo que permanecieron en el interior de la fábrica hasta las ocho de la tarde, cuando el comité de empresa garantizó que su salida no sería bloqueada. La plantilla congregada en el exterior esperó armada con huevos la salida de los seis coches de los altos cargos que permanecían en el recinto y arrojó decenas de huevos, que ensuciaron los automóviles.
Ya indicábamos que la costumbre francesa de los secuestros sindicales terminarían implantándose en España y aunque en este caso no se llego a tanto se comprueba que cuando a la gente se les toca las narices las cosas no suelen salir bien. NO, no, no.

Vía.Farodevigo.

1 comentario:

  1. Para lo que han quedado los comités de empresa: para asegurarse que los ejecutivos y directivos ladrones, puedan huir cobárdmente en vez de dar la cara!!

    Como se nota que no es la gente de los comites de empresa los que van a perder sus puesto s de trabajo.

    ResponderEliminar